Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

lunes, 29 de abril de 2013

Y entonces supe que me quería, siempre lo hizo.

Recuerdo aquella noche en que la vi a ella, en toda su plenitud, y creí haberla visto todos los días de mi vida, y en  cada gesto me recordaba a él.
Su forma de gritarle al mundo sin separar los labios, las manos golpeando el viento odiando el mundo que nos rodeaba y que la habían hecho tan fuerte y tan mortal.
Sus ojos desprendían un brillo especial, eran oscuros y llenos de secretos como la noche y tenía un par de estrellas brillando a lo lejos, dando esperanza o quizás dando fuego a su alma inquieta.
Sus labios eran rojos como ella, rojo furia, pasión, eran vida. El primer día creí que era la sangre lo que hacía que fueran así, pero esa noche supe que no, que tenía tal fuego en el interior que se podía sentir por su boca.
Aquella noche vi su piel caramelo a la luz de la Luna como un dulce amargo en una noche llena de caramelos suizos. Pero era un caramelo, relleno de licor para engañar con su sabor.
Esa noche sin verme se desnudo tal como es, dejo de ser tan grande y parecía una pequeña bestia, un lobo herido y asustado, un lobo en peligro de extinción al que habían matado sus crías. Un lobo blanco sediento de roja sangre. Un lobo que quizás, si unos cazadores no le hubieran vuelto un salvaje sería un simple perro. Sería un perro dulce, grande y fuerte. Quizás sabría decirme te quiero con una sonrisa y no solo perdón. Y entonces se hizo pequeña, como nunca la había visto y como nunca la volví a ver. 
Me rompió el corazón, y supe que siempre estaría a salvo bajo su manto de piel, y que jamás dejaría que le quitarán otra de sus crías.
Y entonces supe, que si seguía en aquel bosque era por mí, para refugiarme de la nieve.

lunes, 22 de abril de 2013

Me echo de menos.

Oigo tus gritos al fondo de mis letras, intento sumergirme en el ritmo del cielo para no escucharte, porque no quiero oír tus voces. Y la rabia me recome por dentro, me muerde y me mordisquea dejándome heridas abiertas y sangran mis órganos rojo odio, y si consiguen traspasarme la piel, acabarán contigo.
Sé que si no brotan por mi piel acabarán conmigo, pero tú no lo sabes y yo no pienso decirtelo.
Es increíble lo que hace el dolor, es tan fuerte que olvido como llorar y cuando lo recuerdo dejo de sangrar tan densamente.
Sólo sé huir, como un cobarde.
Voy de una esquina a la otra esquivando el dolor, la verdad y los secretos. Guardándomelos en el corazón para no encontrarlos nunca.

¿Cuando los sueños se harán realidad?

Vivo en un futuro inexistente, imposible. Vivo en un mundo de sueños y pesadillas que jamás existirán.
Vivo recordando el pasado con el que invento un futuro muy lejos de aquí. Y cada persona que reaparece en mi vida hace brillar su estrella en mi cielo. Y yo no puedo mirar mas allá de la luna. No puedo bajar la mirada a esta tierra, a esta realidad. El pasado me tiene amarrada, el futuro me tiene enamorada y el presente pasa sin ser visto por mis ojos. Sueño contigo cada noche y por el día otros ocupan tu lugar. Porque nunca he amado mas que a la luna y siempre he buscado a quien poder amar.

lunes, 8 de abril de 2013

La noche en que te perdí para siempre

Fue en una noche tranquila, la lluvia era limpia y acariciaba nuestras pieles con suavidad y deseo, yo quería ser su dueña y la intentaba besar, coger y amar. 
Fue en una noche despejada, en el cielo mandaba la bella luna nueva.
A veces creo que estoy en aquel día, y no necesito cerrar los ojos para sentir que todo esto es un sueño.
Fue en una noche en que la luna se reflejaba brillante en el mar, un mar tranquilo, que me susurraba silencios y cuentos del lejano oriente que jamás pude imaginar. 
Fue en una noche fría y calmada, mi piel erizada se abrazaba con la arena. 
Estuve horas buscándote hasta que te encontré. 
Fue una noche preciosa, dónde se veía perfectamente a los planetas, son los puntos que no parpadean en el cielo ¿Sabías? Veo en cada noche aquella estrella fugaz que pasó delante de mis ojos, como una señal divina, una señal riéndose de mí. 
Pedí un deseo. 
Volver a verte.
Todavía creo oír a la estrella reírse de mí desde los cielos de otras galaxias, su eco ensordecedor rompiéndome los tímpanos.
Volver a verte, eso pedí.
Nunca debí haber pedido eso, nunca debí cerrar los ojos y creer en los deseos. 
Nunca debí buscarte dónde sabría que te encontraría.
Nunca debí encontrarte, y la culpa fue solo mía.
El whisky ya me lo advirtió, quedarme con él era una idea mejor.
Por una vez, solo una vez, que no le hice caso, fue la única vez que debí haberle hecho caso.
Sé dónde estás, estás dentro de mí, estás dentro de mí porque ya no existes. Desapareciste esa noche, desapareces en mí cada noche, y al ver la luna te veo a ti, y al ver el cielo vuelves a mí.
Podría culparme toda la vida, podría culparte a ti o podría odiar a las estrellas fugaces riéndose de mí. 
He decidido hacerlo todo porque nada me funciona.
Oigo mi corazón como aquella noche oyendo tu vacío, oigo mi corazón llorando por ti.
 He desaparecido en ti, tú no volverás y esa fue tu última noche y tú último aliento, todos lo saben, menos yo, que te hago vivir mientras yo vivo. Porque aquella noche, desapareció también una parte de mi.
Quizás debí hacer algo, o quizás fue el hacer algo lo que debí evitar, quizás debería intentar no recordarte pero soy incapaz de hacerte eso, eso sería como matarte. Puede que hayas desaparecido de mi lado, pero nunca desaparecerás dentro de mi y vivirás hasta mi último aliento, mientras yo viva tu corazón palpitara en mi memoria, tu aliento me acariciará la piel.
Aunque sea para volver a morir, yo te hago vivir cada noche, y te prometo que intentaré recordarte sin matarte. Cuando pueda dejar de culparme, cuando el whisky haga que pueda olvidarme de que ya no estás y hacerme creer que sigues aquí y que aquella noche nunca existió, que no te oí desaparecer. Tengo un gran amigo que me hará creer que cada mañana podrás acariciar mi piel, que nunca más estaré sola, que todavía estás tú, que no te arrancaron de mi lado, que no te fuiste sin mi.
Ahora estás siempre conmigo y allá dónde estés, espérame, porque te prometo que iré.