Todo lo he llegado a perder, todo lo he llegado a tener.
En la montaña rusa de la vida yo he girado, he subido y he bajado, y he vuelto a montar.
He ganado todo lo que se podía ganar y he perdido hasta lo que no tenía.
Me ha costado el hígado darme cuenta de que la bebida nunca fue ninguna respuesta, me ha costado el amor darme cuenta de que es lo único que vale en la vida la pena.
Me perdí en un mundo lleno de flechas, solo veía oscuridad cuando todo estaba lleno de luces.
Todos andaban en la misma dirección y yo quise girar, quise ir a contracorriente, como subir por unas escaleras mecánicas que bajan, a veces sales victorioso y otras te comes el hierro y te rompes los labios con los que besabas el cielo.
Pero no, no voy a llorar, no me volveré a rendir.
Todavía quedan mil luchas que puedo perder o ganar.
Todavía tengo mil sueños por cumplir o fallar.
He querido y he perdido, he jugado y he fallado, he apostado y me ha costado la felicidad.
Pero ya no derramaré una lágrima mas.
Aunque tenga que aguantar la respiración tan fuerte que me oiga el corazón gritándome ¡respira!
Quiero tirarme al suelo y no, miraré a la Luna y ella será la que llore por mi.
Pero las lágrimas me las limpiaré antes de que salgan, no es debilidad ni fuerza.
Las lágrimas solo significan emoción.
Y yo no quiero emocionarme nunca más.
Y sentiré, y sentiré aun más fuerte que antes, pero será solo para mi.
Para esa yo que no quiero conocer.
Esa yo que envidio y quiero tanto.
Esa yo que hubiera sabido que hacer, que decirte, que haber apostado, que haber querido, que haber querido saber.
Y he perdido tantas veces, que no pido no volver a perder, es solo que no quiero volver a mojar mi piel con mi propia agua.
Las lágrimas son solo agua, pero eso solo lo sabe esa yo que tengo escondida en mis talones.
Esa que no solo es una valiente inconsciente como yo, esa que sabe ser valiente.
Sabe que salvar, que querer, que decir, y sabe llorar.