Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

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jueves, 27 de febrero de 2014

Amor de pirata.

La luna me indica que es hora de dormir, y yo sigo esperando por ti.
-Él me dijo que no volvería a dormir sola.-Le grité a la luna.
-Te mintió. Siempre lo hacen.-Me dijo ella con su dura y sincera mirada mientras ladeaba la cabeza por si te encontraba desde allá arriba.
Me mentiste, lo sé. Pero también sabemos los dos que soñaré esta noche contigo, que me llevarás por los mares, buceando entre sirenas en mis sueños, que me enseñarás a escuchar las tormentas, que cogeré el anochecer con mis manos junto a ti. Y me despertaré y los dos sabemos que lo primero que haré será esperar un mensaje tuyo. Un mensaje que explique el vacío, este sinsentido, esa mentira que yo me creeré.
Nosotros eramos piratas que andábamos juntos por la arena buscando nuestro propio cofre del tesoro.
Y, que vida la del pirata, cuando nos despertábamos con el Sol y nos dormíamos con la Luna, la dirección era solamente hacía adelante, y nuestro objetivo era navegar. Navegar por los mares, buscando sirenas, buscando puertas a otras dimensiones, buscando estrellas fugaces, constelaciones de poesías, a Medusa, al tritón de Poseidón, y nuestro único miedo era no encontrar suficiente magia en un mundo lleno de fantasía.
Y que vida, cuando lo único que se rompía eran las olas contra el barco, lo único que se mojaba era la cubierta, el único vacío era el de nuestros estómagos, cuando nuestra único rompecabezas era el sireno.
Ay, sin leyes vivíamos, sin leyes reíamos, sin leyes amábamos, sin normas ni orden, sin razones ni porqués, que vida la del pirata hasta que chocó con tierra firme.
Con normas, con leyes, con razones y porqués.
Y empezaron a romperse los sueños, a mojarse nuestros ojos, a vaciarse nuestras vidas, y la vida entera se convirtió en un rompecabezas. ¿Por qué? ¿Por qué no pudimos ser piratas eternamente, por qué los piratas cambiaron a ser de sangre más caliente? 
Yo nunca olvidaré cuando me mecían las olas, me despertaban los delfines, me asustaban los tiburones y nunca pensábamos si nos queríamos, nos queríamos sin mas, sin leyes, sin normas, sin razones y porqués.
Toda la vida pensando que te perdería por una sirena, y te perdí por la arena.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Y al corazón le crecieron las alas.

Oigo nuestras risas bailando aquél vals en la cocina mientras se quemaban las tostadas y humeaba la cafetera.
Oigo nuestra felicidad en cada hilo de nuestra cama, y nuestro corazones palpitar mas rápidos que nuestros parpadeos. Y el sol entrando por la ventana cantándome por las mañanas. 
Y ahora me giro y sigue el hueco de tu cabeza en la almohada.
Pero yo soy más fuerte que esto, y es que cuántas veces he creído haber caído y he vuelto a renacer, cuántas veces me habré quemado y he vuelto a resurgir. A subir, en contra de la gravedad, del destino, de la marea, de los que nos odian, de mis interiores siniestros, de mis monstruos, de aquellos monstruos de ojos rojos y alma oscura.
Y sigo aquí, sin ti. Sin nadie. Acompañada por la luz que entra por las rendijas de mis persianas, quemando a fuego lento mis desdenes y mis lágrimas. Inyectándome la fuerza que anoche me quitabas.
Y es que sé que puedo con esto, si pongo un rock tu vals se queda muy al fondo de sus guitarras, si pongo un jazz tu vals no le hace frente al saxofón.
Y cuántas veces creí que no volvería a ver la luz del sol, cuántas veces pensé que eran mis últimas lágrimas, cuántos sollozos convertí en rabia y cuántos desaparecieron con amor.
¿Y qué si te fuiste? ¿Y qué si me fui? ¿Y qué si no estamos en aquél espacio tiempo dónde todo tenía el color de tu sonrisa y el mundo giraba entorno a nuestras vidas?
¿Y qué si no estás tú, y qué si no estoy yo, y qué si no está nadie?
Si me pierdo otra vez entre los rayos del sol me encontraré en la Luna.
Que siempre que desaparece una historia, encontramos otro libro del que enamorarnos.
Y pierdo la fe, las ganas y la fuerza. Pero no la esperanza.
Aunque permanezca escondida en la válvula tricúspide del corazón, escondida y protegida, está ahí, esperando a que aparezca una estrella fugaz con la que cumplir un deseo de felicidad.
Hasta que un día me veas volar.
Y entonces dejará de llover de día, y volverá a empezar la noche.

martes, 25 de febrero de 2014

Y, ¿quién da más?

Me avergüenzas.
Me avergüenza tu existencia.
Me avergüenza tu voz, tus labios moviéndose uniendo palabras tales como ¡Eres una perra rabiosa con herpes!¿Qué quieres decir? ¿Qué te drogas quizás?
Unes las palabras de mi mismo idioma y me avergüenza que piensen que sabes hablarlo, es mucho mas difícil que unir con nexos palabras sin complejidad ni conjunto.
Agachas la cabeza y ladras como un perro con la rabia, me dan ganas de enseñarte a odiar y que por lo menos sepas como odiarme.
Mi sangre se disuelve como el agua en vapor, escribe compases de cuatro por cuatro más rápidos que los de un rock and roll, miro tus ojos cobardes y prepotentes y me avergüenzo.
De haber estado a tu lado, de haberte defendido, de haber hablado por ti, de haber puesto mis ojos delante de los tuyos, de haberlo intentado y haber fallado.
Y te miro y me avergüenzo, por mí, por haberlo intentado y haber fallado, tus ojos oscuros se han vuelto mas blancos que la droga que te metes cada noche. 
Busqué tu dignidad y tu decías que ¿para qué? Son ellas las perras. Y no, nadie te quita la dignidad. Solo tú. Nadie te odia. Solo tú. Nadie te teme. Solo tú. Y pronto, nadie te querrá a su lado, ni tú.
Y me avergüenza haberme fallado al haberte fallado a ti, y no hay nada mas egoísta que lo que te voy a decir, pero no quiero volver a oír tu voz hablando de vinos que no conoces, creyendo que sabes lo que nadie sabe, y no quiero saber nada de ti, porque me avergüenza, y sino puedo ayudarte, no quiero oír como malvives.
Me rompe, me hierve, quiero romperte desesperada, ¿qué hago sino vuelves en ti? Y no, sino puedo ayudarte no quiero saberte. Y vete, ¡Lárgate de donde yo pueda verte! 
Mi alma se expande del calor, mi fuerza se funde con mi rabia, mi impotencia con mi dolor. ¿Y qué puedo hacer yo si tú no quieres hacer nada?
No lo entiendo, como al mirarte en el espejo nos puedes odiar tanto. 
A ti por el reflejo y a mí, por decirte que no ves lo que hay en el reflejo.
Duele querer que te vayas, pero más duele ver como te quedas.
Rompe pensar que te has rendido y más rompe pensar que me estoy rindiendo.

lunes, 24 de febrero de 2014

Mis desayunos con tu fantasma.

Me llenaste la cabeza de palabras que rimaban, de poesía dibujada, me susurrabas al oído durante horas sin decir nada.
Y si te recuerdo, la piel se me eriza, con tus dedos trabajados escribías mi nombre en cada rincón de mi piel.
A veces, creo oírte y notarte en mi cuello, aquél que ya no besas.
Y sé, que yo te eché de mi lado, pero en mi memoria pesas.
Me he quitado un montón de dolores de cabeza, de carreras en el coche, de gritos que nacen en el estómago, de miedos por las noches, de dormir sin tu manta. Pero, cuando me levanto hago café para dos y tostadas para cuatro. Me visto, y me miro al espejo, y ahora es sólo un reflejo de una mitad rota.
Me cansé de nuestra destrucción, me rompí en mil pedazos que ya no sabía como juntar, pero ¡Qué bonito como nos destruíamos! ¡Qué fuerte como nos rompíamos! Que grande como nos queríamos...
Y si hubiéramos usado nuestras armas contra otros y nuestras ganas con nosotros, y si hubiéramos aprendido a frenar cuando íbamos corriendo sin destino...
Y si no hubiera aceptado esa invitación tuya aquella noche en la que te conocí, en la que me rescataste del cielo y me llevaste contigo al cálido fuego, ¿Y si en vez de tentar a la suerte tente a la muerte?
Mi almohada huele a ti, y es imposible evitar soñar contigo, mi vida tiene tu sabor, y no puedo evitar buscar tus labios. Y ya no estás y yo ahora no sé ir despacio.
Te eché de mi vida, cuando en realidad, tu ya te habías marchado.

sábado, 8 de febrero de 2014

¿Amiga o marioneta de la muerte?

Te juro que lo he intentado todo.
He sustituido tu droga por todas las cosas a las que una persona se puede hacer adicta, he perdido todo el dinero que tenía en el juego, he querido esnifar cada polvo blanco que encontraba, he comido todo lo que decían que mataba, he fumado todo lo que prohíben fumar, y cada día bebía un poco más, pensando que el efecto se doblaría. He jugado en frente de una pantalla tantas horas seguidas que confundía la realidad con el juego, he estado tan pegada al teléfono esperando a que volviera sonar que lo oía en mi cabeza vibrar. Pastillas, jarabes, violencia contra las ventanas, contra las personas, he odiado mientras amaba, he perdido mientras ganaba.
Salí un día a hacer deporte y volví hecha un ciclomotor, devolvía batidos de proteínas, que ironía, semanas antes había decidido no comer nunca más. He ido al bosque a comer setas, me he perdido entre mis miedos, he sentido que el corazón se me salía por los ojos y no por la boca, y después de crear un mundo lleno de muerte por todas las esquinas lo único a lo que me he hecho adicta es a ti. 
Tu ausencia me revienta más que el humo en los pulmones cuando empecé a fumar, ¿Conoces a alguien tan inútil que ni siquiera la muerte la quiera a su lado? 
Me arranca las venas, clava sus alargadas uñas en mis antebrazos, busca y encuentra, y empieza a tirar de ellas, las saca enteras, como cuando robábamos el cobre de las paredes. ¿Recuerdas? ¿Crees que mis venas le valdrán a ella también para alguna apuesta, para algún pago, para alguna droga?
Será que la muerte también es una adicta, a jugar con los hilos de mis venas, a reírse de mi existencia, del baño de sangre que deja cada vez que tira de ellas, será que mis gritos de dolor es música para sus no oídos, será que me espera un altar en el fuego abrasador y no le parece suficiente.
Y no me lleva con ella. 
Me despierto en el baño de un tugurio, debajo de la lluvia, en la copa de un árbol, en una basura o entre cartones y no me lleva con ella. Será que la muerte es mejor que la vida y cree que no me la merezco.
Será que mis venas le sirven para ahorcar a otras personas, o quizás, para limpiarse entre los dientes la sangre de otros. Será que para las cuencas de sus ojos yo soy belleza, o quizás nos odie por tener cuencas y decida vengarse de mi, por haber malgastado mis sentidos terrenales.
¿Y si tiene razón? Pude haber visto la música, oído la belleza, saboreado los colores, podría hasta haber sentido los olores. ¿Y lo hice? No, lloré, rompí, grité, malgasté, mentí, traicioné, luché, odié, fui ciega y sorda pero no muda.
Utilicé lo que tenía para hacer todo lo que no podía hacer.
Soñé con lo que nunca podría tener.
Sufrí por todo lo que ya tenía.
Y lo único que se me ocurrió fue vengarme, contra mi.