Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Goodbye, mi lover.

No tengo mucho tiempo, en realidad la cerveza ya se me ha calentado y parece sopa fermentada pero antes de irme quiero decirte, más bien confesarte algo que quizás todavía no sepas en estos momentos.
Te quise, es más, te quiero.
Pero no lo suficiente, y eso que nunca he querido a nadie tanto como a ti.
Te prometo que sólo pensaba en ti cuando te susurraba al oído lo mucho que te quería, te prometo que no quise mentirte aquella noche, bueno, aquellas noches en las que dijimos soñadores e impacientes que podríamos huir juntos, que nunca nos encontrarían.
Pero no puedo meterte en esto, no podrías, aguantar conmigo tantos días de hambruna, soledad y miedo. No es tan fascinante como en las películas, no es tan apasionante, es más bien taquicardíaco, pero de verdad que te quise. Puede que no desde la primera noche, quizás si aproveché tus influencias, tu completa fe en mi prudencia, en mi inocencia, en mi sonrisa blanca que se te antojaba la de un ángel idiota.
Admite que un poco de gracia si que tiene, o por lo menos para mí, pensaste que tú serías el que estaba aprovechando esta relación para salir indemne de esta situación y por lo visto yo corría más rápido.
No es una carta para que me perdones es más bien una advertencia, no te vendí. 
Jamás daría tu nombre, pero no son idiotas.
Nos pasamos las noches planeando en el bar del hotel, por mucho que nos besuqueáramos como una pareja normal, no lo éramos, nunca lo fuimos y ellos tienen ojos. Muchos.
Se me ha hecho más tarde de lo previsto y mi avión está apunto de irse sin mí, pero no puedo irme sin despedirme de ti por la misma razón por la que lo puse todo en peligro quedándome más de lo debido.
Me enamoré de ti, de tus ojos de bandido, de tu sonrisa apedreada y tus heridas de guerra.
Me hubiera gustado despedirme de ti con una buena botella de vino y una noche eterna en el hotel, pero no sabría irme de ahí sin ti. Cada vez  me costaba más separar tu piel de la mía que se empezaban a pegar como un velcro perfecto.
No hace falta que te lo explique todo, lo sabes, cuando mirabas a otro lado mientras te mentía, cuando cerrabas los ojos mientras te ocultaba, lo sabes todo, nos intentamos usar y en el camino nos quisimos, pero esto no es un amor de película y tiene que terminar.
Aquí y ahora.
No me busques, ni me llames, ni me recuerdes.
Te quiero y te quise, de verdad.
Cuídate.

lunes, 24 de noviembre de 2014

No podrías ser mi lobo feroz.

Mi día comienza a las cuatro de la tarde cuando enciendo mi primer cigarro y termina a las cuatro de la mañana con mi último trago.
Lo siento chico, pero tu carita de ángel no pega con mi cola de diablo.
No me mires con esos ojitos pequeños y dulces porque me tienta el diablo a bebérmelos de un trago como si fuera ron con cola.
No es que sea mala y por eso no quiero acariciar tus labios es que no quiero hacerte más daño del que ya te habrán hecho.
Ángel mío, a mi me arrancaron las alas antes de aprender a volar, tú todavía puedes llegar a pisar el cielo alguna vez.
Sólo te traería problemas, créeme, soy como un imán para los negocios sucios, esos que los chicos buenos como tú solo oyen por las noticias.
Lo nuestro es sólo una ilusión, no aguantarías conmigo ni un sólo asalto.
No quiero que piensen que es porque me han hecho daño, y es que yo desde que pise la tierra convertí mi corazón en una piedra de acero.
No llores por mi o me tentará el diablo a beberme tus lágrimas, y cuando te bese no te querré dejar marchar.
No tienes cabida en mi día, tú te levantas a las siete como un niño bueno y a las diez estás en casa mirando embobado la televisión, apenas has probado más alcohol que la cerveza, y tus labios casi vírgenes no han probado ni la doble malta para desayunar.
¿Por qué me buscas si sabes lo que puede pasar?
No me obligues a hacerte trasnochar.
Que yo soy un animal de instintos y pasiones que vive las noches y baila bajo la Luna. Aullándole como un lobo feroz, un lobo embrujado.
Nunca podrías domar a un lobo de las montañas como yo, la única que me manda es la Luna, cuando está arriba del todo significa que tengo que salir de caza.
Ángel de ojos oscuros, no me busques por los bares sucios, no me interrumpas los negocios, no me invites a una copa, no me obligues a morderte que lo mío es contagioso y una vez te muerda o te conviertes en un lobo adorador de lunas llenas o te marchitas a los pies de las montañas.
Ay, niño bueno huye de los lobos feroces que siempre dan problemas.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Que no termine nunca la pasión, que no terminen nunca los besos dulces y amargos.

Y si te miro a los ojos, así tan de cerca, así tan fuerte, la pasión nos puede, no somos tan resistentes.
Que si todo se llena de gente y tus ojos oscuros se me pegan a la piel y tu aroma se me cose en cada poro yo no aguanto más. 
Y cierro los ojos porque sé que no, que no es lo correcto, que no es el momento, que no es el lugar. Pero cuando inspiro y se me llenan los pulmones de tu fragancia siento que no puedo más.
Que se me olvida lo correcto y lo incorrecto, que el mundo desaparece y siento como junto a ti todo lo demás se destruye a nuestro paso, se convierte en ruinas, en una ciudad abandonada, un fantasma que apenas puede intentar dar miedo porque no tengo ojos para otra cosa que no seas tú.
Y cuando siento que me miras, así, tan de cerca, con la sonrisa puesta, con el corazón acelerado asomando por tus ojos, todo se acaba destrozando, acabamos con todo, y nos quedamos solo con las sonrisas puestas y nada más encima ni debajo.
La pasión nos puede, la pasión nos consume.
Siempre acabamos desnudos y abrazados antes de salir a cenar.
Y no es suficiente para ti, no es suficiente para mi, cuando a la luz de las velas me vuelves a mirar así, tan de cerca, tan fuerte que casi noto tus ojos paseando por mi piel, y ya empezamos otra vez.
Puede que nos ganen muchas parejas en su forma de querer, puede que muchas parejas se cuiden más, pero ninguna sabe hacérselo sin hacérselo como nosotros, ninguna pareja habrá que se necesite tanto tan de cerca.
Nunca creí que pudiera vivir con alguien sólo por la pasión y al terminar a veces me digo, "Esto no está bien" "Esto no es normal" y tú entonces me hablas al oído, casi dormido, ronco, y tu voz es el último punto de la lista, la última pieza del puzzle y no puedo resistirme a quedarme ahí contigo, abrazados piel con piel, voz con voz hasta que me duermo entre tus brazos.

martes, 18 de noviembre de 2014

Hasta que llegue a la Luna

Mientras el viento me azota con fuerza como un látigo de seis esquinas en la espalda, mientras las nubes me bañan en su vapor y me reducen la visibilidad yo no puedo estar triste tan cerca de la Luna como ahora, la veo reflejándose miles de metros por debajo de mi en el lago de cristal, como una bailarina plateada, como una patinadora profesional me la imagino dando giros en el aire con el pelo y la piel brillando en la noche.
Tan cerca estoy de ella, que aunque no pueda verla si miro hacia arriba porque sus ahijadas las nubes no me quieren dejar, no puedo estar triste.
Estoy a más de dos mil metros menos lejos de ella, casi puedo llegar a creer que puedo tocarla. Casi.
Me fumo un cigarro porque apenas me queda comida y no puedo gastarla antes de llegar a ella.
La quiero invitar a cenar.
El calor del cigarro me abriga las manos mientras escribo en el cuaderno de piel que traje a este viaje.
Las personas abajo, pequeñas hormigas que se mueven muy lento desde aquí arriba, me llamaban loca.
Loca por emprender un viaje sin mirar si podría volver.
Loca por emprender una lucha contra la que todos creían que perdería.
Loca, completamente loca por no tener miedo. Por luchar. Por soñar y cumplir.
Y no soy yo la loca, que son ellos los que tienen miedo.
Y claro que yo lo tengo también, pero no hay valor sin miedo.
No existe héroe si no ha sentido miedo y aún así ha sido héroe.
Que cuando una persona ha querido luchar hasta el final por dentro el miedo le aterraba, pero de tanto crecerle el miedo salió por sus poros, se deshizo por las puntas de sus dedos.
Yo lo noto, como después de querer rendirme, de saber que no podía más, de aguantarme las lágrimas mordiéndome la lengua hasta bañarla en sangre, de intentar respirar cuando me faltaba el aire, de dar media vuelta y bajar unos metros, unos muchos metros, pero me dije ¡No, tengo que hacerlo! Por mí. Porque nada ni nadie puede cumplir un sueño por otra persona.
Yo quiero tocar a la Luna.
Quiero hablarle a centímetros de su hermoso ser.
Y subí, y lloré, y sufrí, y me dolió, y ahora estoy aquí, y siento que el miedo se me fue cayendo en estos últimos mil metros, y de repente siento como nada puede con mi fortaleza interior, y si muero, que sea intentándolo, que si muero sea subiendo esta montaña.
Estoy decidida a llegar a ti.
Puede que sólo otros locos me entiendan y me sonrían mientras sus ojos me dicen ¡Con dos cojones! Pero sus labios sólo sonríen, porque saben que aunque quiera no siempre se puede.
Pero les demostraré que quererte es poder.
Y ese poder es el que me da fuerzas para quererte más fuerte.
Para luchar más alto, para llegar hasta el cielo y la Luna.
Mis manos se estropearan, mis pulmones ya gritan que no pueden más, y mi piel se afina tanto que a veces veo mi sangre correr por mis venas.
 Pero mi corazón y mi cerebro me chillan ¡Lucha! Y nada puede contigo si tú corazón está tan locamente enamorado que ha convencido a tu cerebro de que querer es la única opción.
Y te lo digo a ti que estás leyendo esto, la piel se desgarra, los pulmones se atrofian, los dedos se agrietan
La bailarina del cielo negro.
, nada es eterno en esta vida excepto el sueño que ahora tienes y que debes cumplir.

Será la diferencia al morir entre tú y yo, mi cadáver nunca tendrá un velatorio de ataúd abierto, pero mi sonrisa se verá tras la madera y dirán ¡Murió feliz! ¿No crees que merece eso la pena?

lunes, 10 de noviembre de 2014

Sueños negros.

Anoche tuve un sueño, del que tengo que salir.
Me persigue por las esquinas, atraviesa las paredes cual fantasma.
Era un sueño repetido, lo recordaba todo, ahora ya solo recuerdo la angustia y el dolor.

Hace unos años soñé que iba de la mano de una persona muy querida, enseñándole esto y aquello de la nueva ciudad en la que vivía, que una noche y sin avisar me había venido a visitar.
Esta noche soñé, que otra persona a la que un día quise había venido a esa misma ciudad fantasma, esa ciudad que sólo existe en mi cabeza, vestida de gala, a verme.
Todo me pareció bien, no me importó recordar un poco algunas cosas, que me fueran familiares las personas que nos íbamos encontrando, sentir que nos miraban todas ellas.
Estábamos bien, éramos felicidad envuelta en papel de gala.
Hasta que llegó el momento en que recordé que había pasado en el anterior sueño, que iba a pasar en este.
Era una despedida.
Una despedida para siempre de mi subconsciente, y yo no quería que se fuera.
Se la querían llevar al cajón oscuro, a la papelera. Era un adiós. Adiós para siempre.
Era una noche oscura y la Luna alumbraba justo en callejón cuesta arriba donde aquella mujer con la capucha tan negra como los ojos y los cabellos, ella la esperaba con la mano dirigiéndose hacia nuestros pies. 
Parecía una bruja. Una bruja de las de verdad, de las que se pueden meter en los sueños de las personas y hacer que olvides a las personas que un día quisiste.
Me dí cuenta, y empecé a gritar, ¡Es una despedida! ¡Queréis que no vuelva a venir! ¡Queréis que desaparezca de mi cabeza! ¡Que la olvide para siempre!
La ciudad entera me miraba, con sus extrañezas de sueños y sus personajes de la noche.
Enfadados intentaban quitarme aquella idea de la cabeza pero yo gritaba y lloraba y tiraba de su brazo hacía mí, y ella, con su sonrisa más amplia, que hace mucho, pero mucho que no veo en persona, no decía nada.
Y una fuerza negra se la intentaba llevar, la bruja, mi sueño, mi subconsciente, se la llevó para siempre, con la marca de mis manos en su brazo.

Empecé a notar que me ahogaba, y es que todo el mundo se acercaba aún más a mí, da mucho más miedo desde allí. Monstruos, oscuridad, dientes afilados y ojos inyectados de dolor y de rabia.
Corría, y sus voces sonaban como susurros y ecos en mi cabeza ¡Tienes que dejar de hacerlo! Repitiéndolo una y otra vez. ¡Deja de hacerte eso! Eran frases llenas de contenido, llenas de rencor, como si todo lo que yo hiciera les jodiera a ellos también, yo corría y corría y ellos estaban ahí, parara donde parara sin mover los labios, pero yo oía sus voces en mi cabeza. ¡Para! No querían el mal para mí, pero su manera de hacerme prometer que pararía, fue siniestra.
No dejé de correr, y ellos me decían "No vas a despertarte hasta que lo prometas".
Yo apenas podía respirar y notaba un pie fuera y otro dentro del sueño mientras las lágrimas negras inundaban mi cara fuera y la ciudad entera dentro.
No podía despertarme y aun así estaba despierta.
-¡Lo prometo, lo prometo! Déjame, déjame salir. -Jadeé, llorando.
Y salí de la ciudad, pero no desperté de aquél sueño.
Las brujas de mis sueños pueden convertir estas
costillas en plumas, este esqueleto en basura,
y es la basura con la que yo intento hacer poesía.

Y ahora tengo miedo de volverme a dormir.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Quizás sea un poco tonta.

¿Para qué mentir? 
Nada se me da mejor que besarte encima o debajo de las sábanas. Fuera o dentro de ellas.
No sé hacer muchas cosas bien en esta vida, y besarte es lo único legal de todas ellas.
Ni siquiera lo que hago antes, limpiarme las pieles rotas de otras personas que podrían estar haciéndolo encima de unas sábanas, pero yo les arrebaté todos sus futuros besos con sangre.
Ni siquiera lo que hago después, fumarme un cigarro y un poco de heroína líquida para sentirme todavía más conectado a ti, y menos al mundo.
Las sábanas se manchan de cenizas y tú te enfadas conmigo cuando sales de la ducha envuelta en una mini toalla blanca llena de quemaduras negras como tus ojos.
Me importa poco, desgastado como la pintura de la casa limpio las cenizas, más bien, las arrastro por las sábanas dejando ese color acenizado tan cool que tanto nos distingue a los que no podemos olvidar el cigarrito de después.
Te acuestas a mi lado hasta cabreada y yo sigo flotando, y deshaciéndome, y haciéndome, como un puzzle, un puzzle colocado.
Te agarro del cuello y te susurro al oído -Gracias cariño. - Como si me hubieras hecho un favor y no el amor, como si me hubieras dejado veinte pavos o te hubiera pagado yo veinte pavos por los servicios.
Resoplas, y te duermes mirando a la pared para no ver mis ojos inyectados.
Yo sonrío a tu figura dibujada por las sábanas.
Y pensar, que eso es lo mejor que te puedo dar.
Lo más grande que tengo, y las palabras más bonitas que voy a dedicarte jamás.
No sé como aguantas, supongo que sientes alguna deuda por mi, supongo que te excita el peligro, aunque a veces pienso que estás loca, o quizás, sólo seas un poco tonta.
De todos modos quiero darte las gracias cariño, te espero en la cama con dos cigarros, y veinte pavos, por si acaso. Feliz cumpleaños.
Siempre tuyo.
Tu chico.