Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

jueves, 29 de septiembre de 2011

Lo que es normal para todos, es difícil para mí.

Supongo que siempre habrá una parte de mi, que llorará por todo aquello que nunca fui, y debería haber sido.
Por todo aquello que por alguna razón no pude hacer, no pude ser.
Cada vez que veo fotos de todas esas personas, cada vez que leo algo, todo eso que no entiendo y debería, me entran ganas de... de gritar, de llorar, y de tener una rabieta, de enloquecer como una niña pequeña, echarme al suelo y patalear. Me han quitado el derecho a ser algo que se supone que soy. Y me tocará toda la vida escuchar las preguntas de todos los que no me conocen, y de todos los que no les he contado nada de esto.
Me han quitado el derecho a que esa parte de mi no este vacía, me han quitado el derecho a que esa parte de mí sea feliz, me han quitado el derecho a querer, a comprender, todo aquello que se supone que me pertenece no es mio.

No digo que te quiera, solo digo que echo de menos tu forma de ser.

Me siento muy estúpida por haberte dejado ir, ¿Quién deja ir a alguien como tú? Siempre hago lo mismo, cuando tengo la oportunidad de querer a alguien, me escondo como un perro asustado.
Eras tan asquerosamente perfecto que me daba miedo enamorarme de ti, y ahora, ahora te echo de menos. Adoro tu forma de ser, me encanta porque eres fuerte, y defiendes tus ideales, me encantas porque no eres como el resto de los demás, no eres el típico imbécil que se hace el gracioso y hace lo que hace el resto del mundo. Tú haces lo que tú crees, lo que tú defiendes, eres único y perfecto. Tienes la cabeza perfectamente amueblada y aunque el resto no lo sepa y jamás se lo crea, eres dulce y tierno y cariñoso. Eres tan comprensivo con los demás y solidario. No sabes lo que el resto de las personas creen que deben saber, pero sabes todo lo que necesitas y todo lo que te interesa saber, y no me refiero a la letra de una canción... sino a cosas que llegan al corazón. Sabes perdonar a las personas, aunque no sé muy bien como podría decirte perdón a esto...
Solamente tú sabes hacerme reír, solamente tú me haces sonreír siempre. Me haces feliz, estar contigo me daba paz, una paz que no consigo desde que no estás. Y me siento tan estúpida, que no dejo de pensar en ti, y en que he cometido uno de los mayores errores de mi vida, lo siento, y ojalá pueda perdonarme a mí algun día.
Pero no digo que te quiera, solo digo que echo de menos tu forma de ser,tú perfecta forma de ser.
    

♥.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Tampoco soy Superwoman♥

Las manchas de mi corazón son tan densas como el petróleo y apenas dejan que palpite a buen ritmo a mi pequeño corazón, van creciendo y ascendiendo por mi garganta, hasta que me entra ansiedad, y no es fácil fingir que no pasa nada mientras te ahogas.
Aprendí a respirar mientras mi corazón se ahogaba entre sus propios llantos.
Las lágrimas son muy traicioneras, pueden salir siempre que quieran, tanto por una mota de polvo, como por impotencia, tristeza, rabia, incluso felicidad. A veces no puedes aguantártelas, a veces solo puedes intentar callarlas, a veces solo puedes limpiartelas, y es que cuando al corazón de verdad le duele algo. Es muy difícil hacerlo callar. Porque no es lo mismo cuando es un dolor físico, no, no lo es, no es la misma vergüenza, no son los mismos pensamientos y ni de lejos las mismas lágrimas. Las del corazón duelen más, porque duelen más a dentro.
Y eso, no se cura tan fácilmente, a veces ni con mucho tiempo se cura, solo... ¿disminuye el dolor?
Hay que afrontar que cada persona tiene sus cicatrices, unas se ven y otras se sienten. Las primeras dejan de doler algún día, las últimas pueden no cesar nunca. 


Llorar no significa ser débil, quizás signifique que has sido valiente durante mucho tiempo.
Yo soy valiente, o quizás haya tenido un poco de suerte. Aun así, habrá un día en que pierda la cabeza y rompa a llorar, porque el corazón también necesita un descanso.




Yo tampoco soy Wonder Woman♥.

¿Quieres un secreto? Será uno pequeño, uno que en fondo todos sabemos, todos excepto yo, claro está. Es mi secreto, porque yo misma me lo oculto. Y es que me duele el corazón, me duele y sigo sintiendo como se rompe, ¿cómo voy a querer volver a exponerlo? Si apenas puede aguantarse dentro de mi pecho...
Jamás diré que es verdad si me lo preguntan, si lo descubren, nunca confesaré que en fondo me duele y siempre, siempre le he echado de menos porque, sino me quiere él ¿quién se supone que me va a querer?
Pero si digo que esto me hace sentir un vacío en mi corazón, un agujero negro insaciable, y una enorme mancha en mi corazón de tristeza, que ni con lejía puedo quitar... Entonces haré daño a personas que quiero, y que por mucho que lo intenten jamás lo entenderán, yo tampoco lo entendería, es imposible no ser a veces egoísta. Así que me callo, por ellos, aunque sobre todo por mí, por orgullo. Porque jamás me quedaré tranquila, jamás podré sentir que no es un poco mentira si digo que le quiero. Pero, ¿Por qué siempre se tiene que ir,por qué no puedo creer en él, por qué no puedo disfrutar de él, por qué siempre siempre me falla, por qué, por qué mierda, coño, por qué mierda no me puede querer como todo el mundo?
Hay secretos que se guardaran toda una vida por dentro.
Secretos por los que se llorara siempre en silencio.



jueves, 15 de septiembre de 2011

La belleza melancólica.

Había sido un día duro, como todos los malditos días, de esa maldita semana. Ella todavía no lo sabe, pero aquel día me había ido de casa, otra vez. Había dejado que mis pies tomaran la decisión de a dónde ir, y no recuerdo bien en que parte de esta pequeña ciudad estaba, pero recuerdo bien que veía la inmensidad del mar frente a mi, y unos reflejos plateados de la luna menguante que empezaba a salir, todo estaba teñido del color del atardecer, y veía en el mar unas pequeñas sombras que iban de aquí para allá sin rumbo fijo. Me acuerdo de que capto toda mi atención una medusa gigantesca, casi invisible y estuve un preocupante tiempo observándola completamente absorta. Cuando la vi, lo primero que vi fueron sus ojos azules y tristes, que quizás me cautivaron porque me recordaban al mar porque el que durante generaciones mi familia había estado luchando, y al cielo por el que toda mi vida he estado observando mientras soñaba despierta. Y me tranquilice al momento, al saber que podría ver el cielo y el mar todas las veces que fuera necesario. Quizás fue también esos ojos tristes que me recordaban que es la expresión que siempre evito tener, pero que no siempre consigo, pero que a ella le daba una belleza melancólica. Supe que me sonreiría como sino pasara nada, porque es exactamente lo que haría yo. Estuve un tiempo soñando despierta que ella había venido por fin, alguien que me entendiera, y que me necesitará como yo necesito sus tristes y azules ojos. Y desde ese momento no he dejado de pensar, que aunque todavía no lo sepa, un trocito de mí es igual que un trocito de ella.
Cuando la vi, supe que debería estar con ella, todo el tiempo que me lo pidiera el corazón.