Oigo tus gritos al fondo de mis letras, intento sumergirme en el ritmo del cielo para no escucharte, porque no quiero oír tus voces. Y la rabia me recome por dentro, me muerde y me mordisquea dejándome heridas abiertas y sangran mis órganos rojo odio, y si consiguen traspasarme la piel, acabarán contigo.
Sé que si no brotan por mi piel acabarán conmigo, pero tú no lo sabes y yo no pienso decirtelo.
Es increíble lo que hace el dolor, es tan fuerte que olvido como llorar y cuando lo recuerdo dejo de sangrar tan densamente.
Sólo sé huir, como un cobarde.
Voy de una esquina a la otra esquivando el dolor, la verdad y los secretos. Guardándomelos en el corazón para no encontrarlos nunca.
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