Me he enamorado de ti.
Al observar tus ojos impregnados de rojo odio que me llevaban hasta lo más espeso y profundo de tu corazón, tan espeso que casi me ahogo en ellos, y al despertar del ensueño de tus ojos vislumbré tus alas y cada pluma dorada y fuego escribía en mi corazón palabras oscuras, palabras sin significado que hacían que mi piel aumentará de temperatura pero mi interior siguiera congelado, cuando tus alas se abrieron empecé a sudar cada palabra que se me trababa en los labios, que deseaban buscar los tuyos, oscuros y enfermos del miedo.
Fue al observar desnuda tu alma cuando me enamoré de ella.
Y sentí que algo en mi interior me agarraba del pecho y quería salir en su busca, tu alma que aumentaba por momentos y crecía hasta llegar a las estrellas y las reducías con tu grandiosidad, con tu fuerza y tu valor.
No podía dejar de ver tus alas que batían lentamente mis temores y juicios de valores y me mecían en un sueño del que no he logrado despertar.
Movías las nubes con su ir y venir, y su dorado era oscuro y cegador, brillante y opaco y creo que solo las lograba a ver yo.
El aire empezó a cargarse y me costaba respirar solo al ver tu corazón tras tus ojos. No logro quitarme esa imagen.
La oscura y espesa sangre empezó a ahogarme a mí casi mas de lo que te ahogaba a ti.
Y no necesitaba escuchar tu voz, no necesitaba abrir los ojos, me acerqué a ciegas a ti, intenté acariciar tus alas mientras tu te despegabas del suelo y las mecías tan suave, tan fuerte que parecía un blues.
Toqué un pluma dorada y tu tocaste un solo con las alas, la acaricié sin saber qué significaba pues me quitaste los miedos cuando me incluiste en tu pesadilla.
Y al mirar tus ojos, tu corazón se veía cada vez mas negro, dejé caer la mano hacia una pluma roja y fui acariciándolas buscando la mas brillante, el saxofón enloquecía y el piano cada vez iba mas rápido. Y entonces la música freno. Y me atreví a tocar la pluma roja sangre y dorado apagado y me miraste por primera vez, cerrando la puerta a tu corazón y dónde ya no podía ver más que oscuridad y agitaste las alas tan fuerte, que me caí mientras veía como ascendías al cielo eterno, a las estrellas parpadeantes, a la búsqueda de dios sabe qué y huyendo de todo y de nadie.
Y aunque parezca un sueño mi corazón sigue palpitando tu blues desde que se va el sol hasta que se va la luna
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Unos textos llenos de secretos, de misterio...
ResponderEliminarLos secretos dan forma a mi existencia
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