Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

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jueves, 14 de noviembre de 2013

El cielo no es el final, el final solo puede ser el infierno.

Intenté desafiar al demonio con un revólver calibre 42 olvidando que es el diablo el que carga las armas.
Huí de él, escondiéndome en los sitios mas oscuros, olvidando que él se esconde en la oscuridad.
Le grité todo lo que podría hacerle daño a una persona olvidando de nuevo, que él no es un humano cualquiera.
Quise hacerme la fuerte, hacerme la valiente, quise ganar al diablo, desafiar las leyes de la naturaleza.
Y no perdí. No puedo decir que gané, por ganar la última batalla, pero no perdí.
Él me vacío el revólver,  me encontró en la oscuridad, me hizo llorar como a un crío desconsolado y me enseño que nunca un humano podría ser un diablo sin más. Que no se puede volar sin alas, aguantar el infierno siendo mortal y matar al diablo.
Pero la última batalla la gané yo, porque aunque te encontré al haber perdido, te encontré cuando ya me estaban cocinando para él, con el alma destrozada y el corazón en los pies, encontrarte, conseguirlo, me dio la fuerza suficiente para seguir luchando contra él.
Hasta conseguir que cansado, por viejo, o quizás aburrido de ganarme tantas veces, hiciéramos un trato, un trato que jamás pensé cumplir y no sé como pude mentirle al diablo, quizás, quizás si sabía que le estaba mintiendo y pensaba que sería mas divertido así. Jugar conmigo a los policías y cacos, al escondite, al torturador. No lo sé, porque yo no soy el diablo pero, ¿Verdad que se respira bien aquí fuera? ¿No te parece que hemos venido al cielo? Y aunque ahora me pase la vida luchando con el diablo sabiendo de antemano que me tocará perder, día tras día, no importa.
Por este momento en el que respiro cielo, en el que he conseguido por lo que tanto he luchado, que tengo a mi sueño cogido de mi mano, y aunque sé que ya los ángeles nunca vendrán a por mi, no me importa, porque tengo el corazón hinchado, bombea tan rápido que nunca más volveré a tener miedo, jamás volveré a desesperarme, y después de haber conseguido mi sueño solo me queda luchar contra el diablo para mantenerlo a mi lado.
Aunque signifique miles de años quemándome en el infierno, yo ahora me siento como en el séptimo cielo.
Merece la pena, merece la pena luchar. 
Siempre, todo es poco para ti, aunque sea un juguete para el demonio, merecerá la pena luchar por ti.

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