Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

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jueves, 30 de enero de 2014

Si por lo menos el efecto del alcohol fuera eterno...

Me siento un gigante en un mundo cada día más pequeño, una alcohólica en un mundo lleno de cocainómanos, pérdida en un mundo lleno de flechas, siento que mi alma se pega a las paredes pero no a mi piel, ella, pastosa y oscura. Con su fuerte olor a whisky barato.
Lo mas preciado que tuve, lo perdí y ni siquiera sé porque sigo despertando cada mañana... ¿Para derramar más tequila, quemar más vaqueros gastados y llorar sin lágrimas y en silencio? 
Llorar desde dentro, aguantando la respiración, que es como mas duele, cuando notas como el corazón se desangra. Y cojo fuerzas del fondo de la botella, de la oscuridad de mis mantas, del fuego de las velas.
Se me olvidan los porqués y se me atragantan las preguntas con la cena en la garganta mientras las vomito junto a mis penas en un sucio váter de porcelana amarillo, y caigo, allí dormida, rendida, y me despierta el beso del suelo frío y rosado, manchado. A veces esos besos me dejan marcas de pintalabios rojo líquido y cremoso.
Y debe ser channel porque necesito mucha agua para que deje de marcarse en mi piel.
Y es que soy un pez nadando en una bolsa pinchada, el agujero es pequeño y la vida demasiado larga.
Y sé que viviré muchos años porque mala hierba nunca muere, pero solo hace que la vida me parezca una espiral interminable.

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