Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

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viernes, 30 de octubre de 2015

El amor no es un tesoro, el tesoro es el enamorado.

A mí lo que me cansa es tener que buscar a alguien a quien querer, como si del tesoro de un mapa pirata se tratara. Como si los besos fueran los acertijos en latín de las películas de Indiana Jones.
Estoy cansada de forzar sentimientos que no existen y de alimentar mariposas que van a vivir durante tres días.
No me gusta el amor, ni los enamorados, porque no me gusta tener que luchar por un cofre del tesoro vacío o con una carta que no entiendo.
No es culpa del mundo, lo sé, pero tampoco es del todo mía, eso también.
Es que prefiero surcar los siete mares en busca de sirenas que de un tesoro que ya nadie recuerda.
Quizás sea porque se hayan perdido las formas, ya nadie habla de amor, sólo de sexo. Supongo que es porque es más fácil haber sentido un orgasmo que haber escuchado un te quiero sincero.
Quizás, es porque aunque ahora salimos más desnudos a la calle escondemos más nuestras almas, por el que dirán, por el miedo a qué nos conozcan, que nos conozcan de verdad.
Si quisiera ser pirata no buscaría un tesoro en una isla perdida, lo haría en el fondo del mar, pues ya no creo que en la tierra haya algo de lo que yo sea capaz de amar.
Que se cansen otros de buscar, que desgasten otros sus labios al rozar, sus ojos en llorar, que descifren otros ese mapa tan complejo lleno de trampas y acertijos.
¡Qué se enamoren ellos! Que todavía tienen ganas y esperanzas en ello.
Que yo prefiero perderme entre la Luna y el cielo, siempre al ras del mar, donde todavía quedan historias que me puedan llegar a amar.

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