Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

martes, 18 de diciembre de 2012

Deja de matarte, déjame salvarte. (2)


Y pasan dos noches más.
Mi alma está llena de rabia, de odio. Y de la tristeza mas culminante del mundo.
Me ahogo en odio, mis venas solo tienen tristeza.
No te volveré a dejar sola, te lo prometo.
Por lo que mas quieras, vuelve. No te dejes vencer.
Pasa otra noche más.
Te he visto, mientras yo he tenido que ahogar como una perra cobarde mis penas el alcohol.
Te he visto, y he olvidado mi botella de whisky.
¿Qué haces, que te estás haciendo?
Corrí hacia a ti, y llegué a pensar que no eras tú.
¿Quien eres, dónde está ella?
Rodeada de mas demonios.
Y me volví loca.
Porque yo soy así, porque esa noche la Luna me estaba resguardando y porque había bebido una botella de whisky barato.
Me volví loca y volví a perderte.
Ellos jamás me olvidaran, y jamás querrán volver a verte.
Y mis heridas también me lo recordaran eternamente.
Pasa otra noche, me dicen que te han visto entrar en casa.
Me espera él, porque tú ya no eres tú.
No espero que me des las gracias, y sé que hoy me odias.
Pero yo te quiero, y no el demonio.
Y sé que has olvidado quizás que es querer.
Pero no me importa, yo jamás lo olvidaré.
Me espera él, odiándome, con un cuchillo de verdad. Y yo suplico por ti, porque no te cortes, porque no este oxidado, porque no lo hayas utilizado y vengan a por ti.
Y él viene a por mi, y sé que no eras tu la que me robaba, ni la que hizo que fuera al hospital.
Y no me duele la herida, me dueles tú.
Pasa otra noche, y miro desde mi cama a la Luna.
No me he rendido, pero hoy tienes dinero. Y yo estoy perdida en una ciudad tan llena de demonios.
No me he rendido, pero las heridas tardan en curar, necesitaré tres botellas para no morir deshidratada.
Pasa otra noche, he pasado la noche llorando y vomitando, he pasado la noche rezando sin creer.
He pasado la noche sufriendo por saber dónde puedes estar. He pasado la noche odiando.
Y quemándome el trocito de alma que me queda. Corazón carbonizado que bombea muy rápido.
No lo entiendes, porque ya no sabes lo que es. Pero tengo miedo.
Voy a perderte. Y no puedo con ello, yo estoy aquí viendo como te matas. 
Y no puedo correr a quitarte esos cuchillos y abrazarte.
Porque el demonio no te deja. No te preocupes, yo lo sé.
Pasa otra noche, por fin te encuentro a ti.
Te has quedado sin dinero. Y eres tú. No eres como antes. Pero no eres él.
Me pides y me ruegas dinero, te enseño que no tengo.
Te enfadas, me odias, me olvidas.
Y vuelvo a enloquecer. Quiero encerrarte.
Encerrarte y atarte y que no puedas salir.
Pero encontrarás al demonio, sea como sea y lo sé.
Pero enloquecí, y tú, por fin tú, lo vistes.
¿Sabes lo que es dolor, sabes lo que es sufrir?
¿Me quieres, puedes soportar que yo haga lo que tú?
Y lo ves,  por fin ves que es el demonio, y cómo se mete dentro.
Lo ves, porque tuve que hacerlo.
Apenas recuerdo algo mas que a mi desesperada, rabiosa, enloquecida clavándome cuchillos blancos, cuchillos de pastillas porque yo también sé dónde buscar demonios. Yo también sé rendirme. Yo también sé matarme.
Y pasa otra noche.
Estoy en el hospital, otra vez, con las paredes del color de la frialdad. Con miradas de reproche en mis cuidadores. Y no estás, ya no estás tú.
Y pasan dos noches más, y vienes a verme.
Sigues sin ser tú, pero no eres él.
Me sigues odiando, y a mí me duele.
Me pides que no lo vuelva a hacer porque te duele.
Y cuando pienso que lo has entendido.
Te veo salir en busca de más demonios.
Y yo, yo me quiero morir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario