Todos tenemos algún secreto, hay muchos tipo de secretos...

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sábado, 22 de octubre de 2011

Fue el único que murió, porque se merecía ser feliz♥

Lo acompañé durante horas, hasta llegar a un pequeño país en ruinas, pero al margen de toda esta mierda. Era mi fiel amigo, el único vivo que quedaba de todos los que tenía cuando todo esto empezó, así que se merecía todo lo que me pidiera, viajamos con las armas a cuestas y en la parte trasera de un camión de los que creía que ya no existían mientras fumábamos en silencio el poco tabaco que nos quedaba, en silencio porque nuestros labios no hubiesen sabido decir nada bueno, a mí me bastaba con dormir y sentir que había alguien vivo cerca de mí.
Llegamos, a una casa que parecía ruinosa por fuera, pero eran todo lujos por dentro, nunca me atreví a preguntarle por qué. Entré mientras él se quedaba hablando con su esposa, avancé y no podía creerlo, por dentro era un maldito palacio, lleno de vinos y champán. Subí a lo que desde fuera era un desván y vi cuadros por todas partes, cuadros que no deberían estar en esa casa, vi cortinas de seda egipcia, vi alfombras árabes, vi lujos de aquí y allá. Y una habitación vacía, llena de cosas para un bebé.
Recordé lo que hacía un  par de años me había contado, cuando todavía había tiempo para risas. Estábamos todos, los cuatro de siempre, estaba él...
Recuerdo que dijo que su mujer estaba embarazada, casi se le salían lágrimas del júbilo, por lo visto llevaban un tiempo intentándolo, estaba feliz y emocionado. Siempre estaba sonriendo y todo le parecía bien.
Y después, vino esto, y lo jodió todo, nos jodió a todos... Y él, perdió a su pequeña. Y desde entonces no había vuelto a ser el mismo, había dejado de decir que todo iba a salir bien, porque tenía que salir bien. Después de eso solo callaba, suspiraba y ponía los ojos en blanco.
****
Bebí, comí, y me lavé. Y aun así cuando volví a la entrada seguían hablando, y los escuché.
El decía,- Me voy a ir ya.- Con la voz rota y quebrada que nos caracterizaba a los que ya no podíamos llorar.
Ella le miró, con los ojos tristes y llorosos, ella le miró, y se me puso la piel de gallina, ella le miró y le suplicó que se quedara con la mirada.
El repitió: -Me tengo que ir ya.
Ella lloro en silencio, y me dio la sensación, de que si nos íbamos no volveríamos a verla nunca más, de que estaba cansada de esta vida que le había tocado, y que no veía porqué tenía que aguantar más.
Él se fue andando, lentamente y yo, yo todavía no sé callar.
Me plante ante ella y ante su mirada sorprendida le solté -¿No vas a hacer nada?
Y entre lágrimas y gimoteos entendí -¿Qué quieres que haga?
-Dile que se quede, que le necesitas aquí contigo, que si se va, se te va la vida, que no aguantas, que estás cansada de que se vaya y te deje sola, dile que no quieres estar aquí sola porque estás a salvo. Dile que le sigues queriendo, dile que lo echas de menos, dile que no es su culpa lo de la niña, dile que podéis arreglarlo y tener un bebé, dile que se quede, que se escape de toda esta mierda, y se quede contigo. Que lo necesitas, que necesitas que alguien esté contigo mientras llores, que no solo él lo ha pasado mal a la espera de morir, tú también a la espera de que muera. Dile que se quede contigo, que viviréis de los tomates que robéis en el mercado. Dile que intente empezar a ser feliz contigo, dile que le quieres, y que no aguantarás otro asqueroso día sin él. ¡Corre, díselo!
-¿Y tú?
-Está no es mi lucha, es la tuya, has luchado todo este tiempo y te lo mereces a él. Yo todavía, tendré que seguir luchando, porque cuando pude ganar a mi premio lloré, como haces tú, lloré y dejé que se fuera. Ahora él está muerto, y yo sola. Trae al primer niño feliz aquí por mí ¿Vale? 
Las últimas palabras me habían salido tan débiles, que todavía no sé si lo escuchó. Pero asintió con la cabeza, se secó las lágrimas y se fue corriendo detrás de él.
Yo vi como le decía todo lo que se había guardado todo este tiempo, y como se lo decía rápido para que no sé lo olvidará nada, vi después de tanto tiempo como sonrío, mi fiel amigo, la abrazo, la besó. Y me lanzó su identificación. Muerto en combate. Me fui.
Así fue, como me quede completamente sola ante mi lucha.

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