
Fui, No me pidió perdón y yo tampoco se lo pedí, no me dijo que lo sentía y yo tampoco se lo supe decir. Empezó a hablarme como nunca, sé que todo lo que decía eran historias de nosotras, recuerdos de lo que fuimos, sé que era importante para mí, pero sobre todo para ella. Pero no la escuché, miré sus ojos azules, que hacía tanto que no había visto, miré sus ojos azules por si no los volvía a mirar, intenté meterme en su mundo, quería ver algo de él, antes de perderla. Y mientras intentaba descifrar que es lo que escondían sus ojos, escuché te quiero. Y me bloquee, cuántas, cuantísimas veces había pensado yo que la quería, cuanto, cuantísimo la quería, y ninguna vez se lo había dicho. La palabra llegó a mis oídos como una suave brisa, se posó en mi corazón como una pequeña gota de agua en una hoja un día de lluvia. Cuando salí de mi desconcierto, la vi esperando a que le respondiera

-Yo también te quiero.
Y ella repitió.- Te quiero mucho. Sonreí, pero seguía

-Te lo prometo, nunca te dejaré de querer, es más, te enseñaré una pequeña parte

¿Cómo negarme mientras sus azules ojos me miraban?
No hay comentarios:
Publicar un comentario